Alcoholismo
El alcoholismo es una adicción tipificada como enfermedad. Es de progresión sutíl que necesita ayuda de un centro de rehabilitación en adicciones profesional para ser tratada y lograr una plena recuperación.
¿Qué daños causa al organismo tomar en exceso?
Tomar alcohol en exceso puede causar un severo daño físico, como la cirrosis hepática, problemas del corazón, desnutrición, hipertensión, problemas gastrointestinales y cáncer. Si el consumo fuerte sigue, a través de los años sobrevienen problemas nerviosos y mentales, o incluso daño cerebral permanente.
El alcohol, como muchas otras drogas que afectan el sistema nervioso central, puede ser físicamente adictivo, produciendo síndrome de abstinencia al dejar de consumirlo. Sin embargo, no es necesario que pasen años de consumo desmedido para que el alcohol cause accidentes o incluso la muerte. Aún pequeñas cantidades (como dos copas) limitan la coordinación y aumentan el riesgo de accidentes de tráfico o en la casa.
¿Es el alcoholismo una enfermedad?
El alcoholismo sí es una enfermedad. Desde 1956 el alcoholismo está declarado como una enfermedad por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esta institución la define así: “El alcoholismo es una enfermedad primaria, incurable, crónica, progresiva y mortal. Es una obsesión mental que causa compulsión física por tomar”.
La progresión de esta enfermedad es tan sutíl, y generalmente ocurre durante un lapso tan prolongado de tiempo, que el enfermo no se percata que se ha convertido en un alcohólico. Por eso la negación de que es un alcohólico y no dejar de beber son síntomas muy claros.
¿Cómo ayudar a un alcohólico?
La mayoría de los alcohólicos pueden ser auxiliados en cualquier etapa de la enfermedad. La ayuda puede venir de un doctor, un religioso, una clínica u hospital general o psiquiátrico, un psicólogo, un psiquiatra, terapeutas especializados en alcoholismo o directamente en un Centro de Tratamiento para Alcoholismo y Adicciones. La meta primordial de los tratamientos es ayudar a la persona aquejada a superar su dependencia al alcohol, y desarrollar un estilo de vida que no gire obsesivamente alrededor de esta droga.
Qué es el alcohol
- Es un depresor del sistema nervioso central.
- Es el ingrediente activo en el vino, cerveza y licores destilados.
- Es una sustancia formada por la fermentación del azúcar de las uvas, caña, granos, agave, etc.
- Es un líquido transparente e inflamable con efectos intoxicantes para el organismo humano.
- El tipo de alcohol que se encuentra en las bebidas, es el alcohol etílico o etanol, una droga que puede producir efectos sedantes, intoxicantes, la inconsciencia o la muerte, dependiendo de la cantidad y velocidad con que se ingiera.
- Técnicamente se puede considerar un alimento, ya que contiene muchas calorías, pero es un “alimento” sin valor nutritivo alguno.
- No importa su presentación, la misma cantidad de alcohol se encuentra en una cerveza, copa de vino de mesa, caballito de tequila, cuba libre o cualquier bebida preparada con una misma medida.
No esperes más.
Por qué toma la gente
La gente toma por varias razones que pueden ser sociales (fiestas y reuniones), culturales (por tradición para acompañar la comida) o religiosas. Sin embargo, hay personas que toman no por estas razones, sino porque usan el alcohol para evadir la realidad, para infundirse valor o enfrentar las tensiones diarias. Estas personas utilizan el alcohol como una droga y están en peligro de depender de él.
Cuáles son los efectos del alcohol en el cuerpo
A diferencia de los verdaderos alimentos, el alcohol no necesita ser digerido. Cuando alguien toma una bebida alcohólica, el 20% del alcohol que ingirió es absorbido directa e inmediatamente hacia el torrente sanguíneo a través de las paredes del estómago. Después de ser ingerido, el alcohol se deposita en todos los tejidos del cuerpo. En forma inmediata comienza a actuar sobre el sistema nervioso central, disminuyendo o deprimiendo su actividad.
En la mayoría de las personas, el alcohol tiene un leve efecto tranquilizante cuando ha tomado una sola bebida y se tiene un nivel bajo de alcohol en la sangre. Aunque básicamente es sedante, el alcohol parece al principio tener efectos estimulantes; esto se debe a que actúa en un principio sobre las partes del cerebro que regulan el autocontrol y la sociabilidad. Al actuar así, puede alterarnos haciendo perder nuestras inhibiciones y dar una sensación de arrojo que nos induce a hacer cosas arriesgadas, incluyendo tener sexo sin protección con el peligro de contraer VIH (SIDA) u otras enfermedades graves.
Con niveles más altos de alcohol se deprime (disminuye) la actividad cerebral al grado de que la memoria, la coordinación muscular y el equilibro se ven temporalmente afectados. Si la persona continúa bebiendo, el alcohol puede anestesiar total o profundamente el cerebro, causando colapso respiratorio, cardiaco, hasta llegar al coma o a la muerte.
¿Quién es un alcohólico?
El alcoholismo es la compulsión a beber alcohol; es la dependencia a esta sustancia y la pérdida de control al usarlo. Esta pérdida de control se desarrolla imperceptiblemente en un período largo de tiempo.
Cuando alguien continúa bebiendo a pesar de los serios problemas mentales, físicos y sociales que esto trae consigo, significa que ya presenta una dependencia.
El estereotipo de que ser un alcohólico es estar en la banqueta es incorrecto, pues sólo un pequeño porcentaje de alcohólicos corresponde a estas características. El alcohólico puede ser rico o pobre, joven o viejo, hombre o mujer, obrero o empresario. La mayoría cuenta con un empleo y familia, y raramente se pueden distinguir solo por su apariencia.
Las personas cercanas, sin embargo, si pueden darse cuenta de los síntomas del alcoholismo de su amigo o familiar al notar un incremento en la dependencia de la bebida, por ejemplo cuando se sirve un trago alegando que tiene problemas1 cuando emborracharse se ha convertido en una situación frecuente o cuando descuida su trabajo, familia y escuela por estar “crudo”.
El beber continuo afecta la capacidad de razonamiento del alcohólico, así como su habilidad de examinarse a sí mismo en forma crítica; esto explica por qué el alcohólico se miente y cree honestamente que controla la bebida, cuando es exactamente al revés. “Yo puedo dejar de beber cuando quiera” es una frase que debe poner sobre aviso de que en el fondo existe un problema.
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